martes, 3 de febrero de 2009

El mundo alucinante

Amigos lectores: por muchos años me he mostrado como una persona culta y de refinados gustos, lo cual me ha dado grandes satisfacciones narcisistas y entrañables amistades selectas; hasta hace algunos años, me jacataba de que mis conversaciones podían ir desde Baltasar Gracián hasta la última película Wong Kar Wai, por decir lo más burdo. Pero ya me cansé de llevar esa máscara.

Hace poco vi un post que movió algo dentro de mí. La siempre genial Evol puso en su blog un video de los Caracoles, un grupo tropical originario de Xalapa, Veracruz; ver a esos hombres maquillados como lo hacía el buen Genne Simmons en sus tiempos de gloria, fue como recordar un sueño muy lejano, delirante, que en realidad fue parte de mis circunstacias culturales. Sobra decir que, aunque mi familia aborreció siempre la cumbia, yo crecí escuchando a grupos como los Caracoles, porque las calles de mi Personal-Macondo (Cosamaloapan, Veracruz) tenían otra lógica cultural, carnavalesca, pícara, vulgar e ingenua, y a pesar que mis oídos se engancharon de la guitarra eléctrica de los Stones, Led Zep y todo el movimiento de "Rock en tu idioma" (algo muy extraño en Macondo), una parte de mi corazón siempre ha pertenecido a esa música de microbuses y vendedores de CD en el metro.

Sirva esta remembranza para presentar una nueva sección de este blog titulada: "El mundo alucinante" (con homenaje explícito a esa maravillosa novela de Reinaldo Arenas), donde se presentará todo aquello que forma parte de mi educación musical alterna, esa música festiva y desparpajada que mi madre se esforzó mucho en evitarme, que avergüenza totalmente a mi mujer, pero que resulta divertida y refrescante como podría ser un fin de semana en Tepetongo.

Abrimos con este sensacional tema que se dejaba escuchar en las interminables fiestas sonideras de Santo Domingo, Coyoacán, mientras yo trataba de leer Sueños y Discursos de Quevedo, que, valga decirlo, le encantaban las vulgaridades tanto como Séneca.



5 comentarios:

Aguacate y Mandarina dijo...

¡La abercaaa! jaja Había olvidado cuando la cantabas en los ratos de la facutät, donde ningún otro pensamiento te aquejaba. JAJAJA

ESP dijo...

Vaya, no recordaba eso, en verdad esta canción forma parte de mi vida, esta en mí sin que lo quiera...jaja.

eV-oL dijo...

Los caracoles son parte de ti, esa onda cumbianchera te somete, ni modo Aarón hay que aceptarlo.


Gracias por lo de genial, me ha subido el ánimo en esta peliaguda lucha jefa vs indicacionespormail.


Saludos

eV-oL dijo...

Ese sentimiento de pena ajena y alegría a mí me toca siempre con esas rolas que al final canto contenta y sin ningún prejuicio...creo.

Horizontes de Tinta / Ink Horizons dijo...

Zas, esto sí que estuvo bueno.
Pasando a saludar y a dejar la mirada interesada en las letras de vuestro blog, HT.
Saludos muchos a B, a ver si se acuerda todavía de mí...