miércoles, 6 de mayo de 2009

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¿Cuántas veces puedo renacer de mis cenizas?

Las necesarias para estar contigo.

Tú eres mi esperanza, por ti vuelvo a nacer

A pesar del fuego

viernes, 20 de marzo de 2009

"El luchador" de Darren Aronofsky




Esperé mucho para verla desde que supe que era la nueva película
de Darren Aronofsky, protagonizada por el resucitado Mickey Rourke y que contaba la historia de un luchador decadente. Resistí la tentación de la piratería, que dos meses antes del estreno ya la ofrecía por 15 varos el clon de DVD. Se me escapó del Ficco, pues los horarios no nos quedaban ni a mí ni a Bianca, y sería impensable ir a ver esta película con alguien que no fuera ella. Y por fin, después de librar compromisos de toda clase, un domingo en la tarde nos dispusimos a verla en nuestro Cinemex favorito (Pabellón del Valle: poca gente y salas pequeñas) y el inevitable combo de palomitas –refresco- hot dog de 65 pesos.

Y esta es la parte difícil, donde no puedo dejar de ser emocional: El luchador es una obra de arte, patética como pocas, con todos los méritos para afirmarse como la mejor película que hayan hecho el director y el protagonista, de factura impecable en cuanto dirección y actuación, de una honestidad casi ofensiva para un público acostumbrado a evadirse en el cine: es, en resumen, la brutalidad de la vida puesta en escena, inspiradora y triste al mismo tiempo.

La anécdota es en realidad simple: Randy “The Ram” Robinson es un luchador venido a menos con los años, pero que sigue vigente en el circuito semi-profesional de los Estados Unidos, peleando en funciones de fines de semana en diversas plazas improvisadas. El espectador asiste al momento en que a Randy, la vida le está cobrando las facturas de una vida en el ring: agotamiento físico, enfermedad, problemas económicos y una situación emocional hecha trizas.

El caso es que la lucha más violenta de Randy no es adentro del cuadrilátero, donde personajes como “El ayatola” le propinan innumerables golpes, llaves, sillazos y hasta torturas con una engrapadora, sino afuera, donde la vida le castiga con la soledad, el fracaso, la incomprensión y la pobreza. Su lucha en realidad es seguir dentro de la lucha libre, único lugar donde Randy es, a pesar de sus fracasos afectivos, la estafa y avaricia de los match makers y la muerte que da su primer aviso con un ataque al corazón.

Con gran acierto, el director deja a un lado el montaje frenético de sus anteriores películas y nos ofrece una puesta en escena bien nivelada, cambiando de ritmo según lo exige la historia, permitiendo crecer la actuación en los momentos íntimos del personaje e imprimiéndole un ritmo violento a las escenas de lucha; todo esto da como resultado una obra muy personal y humana, que logra una total compenetración con el espectador. Y mucho de esto gracias a la capacidad histriónica de Rourke, único actor posible para tan singular filme, pues logra enganchar al espectador desde la primera toma, y transmite naturalmente el gran peso, literal y metafórico, de ser Randy “The Ram” Robinson, mención aparte es el espléndido trabajo físico en las escenas de lucha libre, donde Rourke, en su mayor parte, no fue doblado.

“El luchador” bien podría haber terminado en un simple melodrama convencional, de caída y redención de una estrella deportiva, pero en manos de Aronofsky y con la personalidad de Rourke, la película se transforma en una imagen despiadada del fracaso y la frustración en un mundo que avanza demasiado rápido, dejando al lado todo aquello que no puede seguir su tren de vida. Randy lucha por no desaparecer, lucha contra la muerte en una sociedad de emociones recicladas: esta es la jornada telefilmada hacia la tierra baldía del espíritu contemporáneo, a la fotografía de la gran nada existencial, un viaje al corazón más noble y puro del white trash norteamericano.

Pero la metáfora de Randy no se reduce a las constelaciones de estrellas muertas del espectáculo: es el destino de muchos hombres aplastados por la incesante máquina de la simulación, aquella que confunde el "éxito personal" con la realización humana, es el hombre atropellado por la velocidad posmoderna, por su incesante producción y búsqueda de objetos que llenen nuestras vidas huecas, donde al final del día, no nos queda más que un cúmulo de basura que ya no podemos retener y entonces, al limpiar el closet del porvenir, nos damos cuenta que estamos tan vacíos, secos e infértiles como un bosque consumido por la erosión.


(Atención, si no has visto la película, esta parte puede arruinar tu experiencia estética, pues habla sobre el final )

Aún así, el personaje cumple su destino de héroe trágico y acaso se puede configurar un mensaje de su acto: si es necesario morir por aquello que nos da vida, vale la pena morir; ese es tal vez el significado de la escena final, cuando desde la tercera cuerda, Randy se propone hacer, con el corazón destrozado, el siempre espectacular “Ram Jam Slam”: su enorme cuerpo queda suspendido en el aire, repentinamente se hace el fade out y suena la música de Springsteen. Imagen abierta que bien podría representar el salto de fe que requería Kierkegaard para salvar al hombre de esta angustia suprema: saber que está solo en el mundo, y sin embargo, el último sacrificio del héroe, mitad hombre, mitad carnero, también podría ser una expiación vana, perteneciente a una mitología ya desechable, pero que nos sigue manteniendo con vida; en conclusión: un final de simulacro que sólo se resolverá en el interior del espectador y su espejo frente a la obra.

Una última observación: entre más adulto seas, más disfrutarás esta película, pues habrás caído ya un montón de veces, como el buen Randy. Obra maestra.

Aarón Espinosa

jueves, 5 de marzo de 2009

I´m Afraid of Americans

Como tantas obsesiones que pasan por mi mente, no dejo de pensar en el inicio del gran declive de la nación norteamericana, tal como lo anunció Morris Berman.

Según este autor, los Estados Unidos han entrado en un momento histórico, con Bush de por medio, donde están más cerca de la Edad Media que de una democracia liberal y progresista.

Estas características neo-medievales son:

1. El triunfo de la fe sobre la razón
2. Crisis educativa y rechazo al pensamiento crítico
3. La legalización de la tortura y el crimen de estado
4.La marginación de Estados Unidos en la escena mundial

En verdad lo siento tanto por nuestros primos-ricos-gandallas del norte, y aún más porque estamos tan cerca de ellos, más de lo que quisiéramos,y por lo que si este video, tomado del blog de Berman, señala a los gringos como unos estúpidos faltos de toda noción de la historia, no quisiera ver cómo nos haría ver a nosotros en una encuesta similar.

Creo firmemente que el Gran Imperio Posmoderno de la Banalidad-Fractal está por morir y esta crisis económica será el primer clavo en su ataud. Nos acercamos a nuevos fundamentalismos, la ignorancia y el miedo, la incertidumbre nos orillará a cerrarnos en nuestros grupos bien definidos. ¿Qué sigue para U.S.A?¿Seguirá un neo-socialismo con Obama? El gobierno ya compró una gran parte de la deuda de los bancos; esta nacionalización disimulada y otras intervenciones anunciadas han hecho que el Newsweek publique un artículo titulado: We Are All Socialists Now.

http://www.newsweek.com/id/183663


Lo que sea, con tal de eliminar tanta estupidez del mundo.




miércoles, 11 de febrero de 2009

El sonido de la catástrofe




A muchos nos han empezado a llegar los primeros síntomas de la pandemia económica inaugurada por el ya inolvidable Baby Bush: desempleo, paranoia laboral, pronósticos desoladores, el fin del mundo. Una crisis que ha hecho que el mismísimo dueño de México, Carlos Slim, se lance a expresar oscuros vaticinios sobre la economía, insinuando que hasta ÉL podría quedarse sin chamba este año. Valga decir que (sin querer contribuir a esta psicosis) van dos días que el Metro no me puede dar cambio en la mañana de un billete de doscientos, y que hoy tuve que ir a dos tiendas a buscar una botella de agua, porque en la primera (un Seven) no tenían cambio de veinte pesos, y la segunda (un Oxxo) sí tenía, pero me hicieron jetas como si le pagara con un billete de 1000 pesos.


Algunos saben que, por paradójico que suene, me dedico al periodismo financiero y que no soy un experto en nada, sólo trato de entender cómo funciona la economía y cómo nos afecta. De buenas fuentes sé que, aunque es real esta crisis, y sí, superior en alcance al Crash de 1929, no será nada que no hayamos visto en México en épocas anteriores. Así que podemos ufanarnos y decirle al Primer Mundo que se aguante como los machos: nosotros llevamos años en el desempleo feroz y sin un significativo crecimiento económico.


El problema aquí es que las noticias, con tal de hacer la realidad un espectáculo, están creando una verdadera histeria propia de las películas gringas, y eso afectará muchísimo nuestras decisiones a tomar: desde el inversionista que escucha el inútil pesimismo del mayor empresario de México, hasta el ciudadano común y corriente que va lamer las botas de su empleador el resto de este año para conservar el trabajo.


Y seamos sinceros: a este mundo le encantan las crisis, la muerte de todo, los preludios del Apocalipsis; desgraciadamente, no faltarán cristianos que estén felices porque en la posible muerte del sistema económico, tal como lo conocemos, así como en el conflicto palestino-israelí o el desastre ecológico, están los signos inequívocos del final de la Babilonia Posmoderna. Adoradores de la muerte, les decía con razón Nietzsche; no ayudan en mucho.


Yo sólo parto de un hecho: toda mi generación nació en una cuna llamada crisis, llevamos tatuado ese nombre y, al parecer, así nos moriremos. Si naciste en el 82, ese fue el peor momento en que tus padres pudieron tener un bebé: la inflación llegó al 300%, tómalo en cuenta si vemos que la actual no rebasa el 6%, es decir: a pesar de todo, sobreviviste. Va lo mismo para los nacidos en el 94.


Sirva esto de preludio para el siguiente video de un entusiasta del software que tuvo “la buena onda” de ponerle música a la cuesta abajo de los principales actores financieros. De alguna forma, cada punto marcado representa una nota musical, por lo que se puede considerar como una composición melódica original creada por la fatalidad financiera. Impersonal y abstracta, fantasmal y contundente, tal como las gráficas que deciden hoy nuestros destinos económicos.





viernes, 6 de febrero de 2009

Mitologías mexicanas



El Santo
es nuestro súper héroe total, una ficción traspasada por la realidad fenoménica
de la carne y el hueso. Amamos a Santo porque nunca hemos visto su rostro, porque usa capa y máscara aún fuera de la película y el ring; porque es noble con los niños, caballero con las damas, leal con los amigos; lo amamos porque come en fondas y tiene panza. La sencillez es una virtud capital para los mexicanos.



Santo puebla nuestras fantasías infantiles y adultas, sus aventuras nos emocionan porque son también nuestros sueños: pelea con vampiros, hombres lobo, extraterrestres y mafiosos; viaja a tierras extrañas, a las playas, a cuevas y laboratorios secretos, manejando un Porsche o un MG; sus admiradoras tienen los ojos grandes, las caderas anchas y los pechos generosos; es el único héroe que puede pelear en Guanajuato contra momias endemoniadas y que, una vez vencidas, se va a celebrar a Guadalajara, como lo haría cualquiera de nosotros.


Nos enamoramos otra vez de él con ese culto al kitsch y lo vintage que trajo la posmodernidad, con el revival de la música surf y proto-lounge en México, porque Televisa volvió a popularizar la lucha libre en la televisión y canales como Galavisión o Cuatro T.V. nos iluminan todos los días, en televisión abierta, con su delirante acervo cinematográfico.


25 años después de su muerte nos sigue encantado su golpe de karate, sus trajes inmaculados, las computadoras con un botón y miles de foquitos, sus vampiros de hule. Lo queremos porque es el único héroe indivisible de este mundo; siempre fue el Santo, por encima de la persona llamada Rodolfo Guzmán, y aún en la hora de su muerte, fue enterrado con la máscara puesta en su rostro; si la resurrección existe, se levantará para comparecer ante Dios con esa máscara.


Larga vida al único súper héroe que ha existido.


Una de mis escenas favoritas: Santo, Blue Demon y Mil Máscaras acaban con las momias de Guanajuato, usando unas pistolas lanzallamas









martes, 3 de febrero de 2009

El mundo alucinante

Amigos lectores: por muchos años me he mostrado como una persona culta y de refinados gustos, lo cual me ha dado grandes satisfacciones narcisistas y entrañables amistades selectas; hasta hace algunos años, me jacataba de que mis conversaciones podían ir desde Baltasar Gracián hasta la última película Wong Kar Wai, por decir lo más burdo. Pero ya me cansé de llevar esa máscara.

Hace poco vi un post que movió algo dentro de mí. La siempre genial Evol puso en su blog un video de los Caracoles, un grupo tropical originario de Xalapa, Veracruz; ver a esos hombres maquillados como lo hacía el buen Genne Simmons en sus tiempos de gloria, fue como recordar un sueño muy lejano, delirante, que en realidad fue parte de mis circunstacias culturales. Sobra decir que, aunque mi familia aborreció siempre la cumbia, yo crecí escuchando a grupos como los Caracoles, porque las calles de mi Personal-Macondo (Cosamaloapan, Veracruz) tenían otra lógica cultural, carnavalesca, pícara, vulgar e ingenua, y a pesar que mis oídos se engancharon de la guitarra eléctrica de los Stones, Led Zep y todo el movimiento de "Rock en tu idioma" (algo muy extraño en Macondo), una parte de mi corazón siempre ha pertenecido a esa música de microbuses y vendedores de CD en el metro.

Sirva esta remembranza para presentar una nueva sección de este blog titulada: "El mundo alucinante" (con homenaje explícito a esa maravillosa novela de Reinaldo Arenas), donde se presentará todo aquello que forma parte de mi educación musical alterna, esa música festiva y desparpajada que mi madre se esforzó mucho en evitarme, que avergüenza totalmente a mi mujer, pero que resulta divertida y refrescante como podría ser un fin de semana en Tepetongo.

Abrimos con este sensacional tema que se dejaba escuchar en las interminables fiestas sonideras de Santo Domingo, Coyoacán, mientras yo trataba de leer Sueños y Discursos de Quevedo, que, valga decirlo, le encantaban las vulgaridades tanto como Séneca.



miércoles, 28 de enero de 2009

The Black Keys "Attack and Release"


Tuve la mala idea de comparar a The Black Keys con mis queridos White Stripes por la evidente propuesta análoga de un dueto de rock carente de bajo, y hasta me pareció que los Blacks pretendían subirse a ese nuevo carro minimalista, sin tanta fortuna; sin embargo, su último disco me ha demostrado que los Black son una de las bandas de rock más originales y talentosas de los últimos años, y que el formato de dúo, en este caso, es más una simple forma que una modas o estrategia de marketing.

Y es que Jack y Meg son una pareja tan adorable y talentosa que realmente me cegaron por un rato; creí que dominarían el reino de los duetos por siempre. Los Black me parecían demasiado crudos, faltos de la simpatía y el carisma de los hemanos-esposos White; además, el sabroso cocktail de blues-garage-punk-country de los Stripes me parecía insuperable.

The Black Keys deciden en el 2008 romper con el minimalismo crudo y contratan a un productor en ascenso, Danger Mouse, para grabar Attack and Release, un album extraordinario, donde añaden instrumentos adicionales, líneas de bajo y técnicas modernas de grabación; en general, se trata de una producción más refinada, con canciones bien elaboradas, sin perder la aspereza guitarrera rock-blusera, que les ha dado el respeto de la crítica en general.

Este disco simplemente suena a rock en todas sus letras, muy puro y stoner, heredero de los monolíticos riffs de bandas como la Hendrix Xperience, Free, Zeppelin o Cream, pero sin sonar a una copia malgastada; son innovadores sin perder sus raíces bluseras; son crudos, sin llegar a desagradar. Sin duda, este nuevo disco les dará a los Black el reconocimiento y la atención que se merecen; es uno de los mejores discos de rock, de nueva producción, que he escuchado en varios meses, de los pocos que me han emocionado, y una prueba total de que el género existe a pesar de todo.

Nota: el único defecto que le veo es que Mix Up lo vende a 335 pesos; así que, gracias Dios, por Last FM, Youtube, Deezer...


El primer sencillo "I Got Mine"; aquí Daniel utilizando una guitarra con pastillas P90, para lograr ese timbre blues vintage, con amplis Fender y Marshall, un combo poco usual en el mundo del rock, y para darle caña, estoy seguro que un Big Muff de la Electro Harmonix, tal como lo usa también el Sr. Jack White.

N° 2 "Pluscuamperfecto"

Te había amado
como las estrellas a la noche,
como un romance de luna sobre río

Te había amado
como la tierra al sol,
con amor de semilla buena,
como los pastos sobre el cielo de abril

Te amé
desde la primer ave en el horizonte,
cuando el vuelo de las flores
llenaba mi corazón de verano

Te amé sobre los mares,
en la soledad de la arena,
en la prolongación del tiempo

Te amé desde la raíz

miércoles, 14 de enero de 2009

Light my fire

Es una lástima que yo recuerde a José Feliciano como un simpático cieguito ochentero, de canciones "positivas" como "Ponte a cantar" y la onda de "Cantaré, cantarás", cuando en realidad es un músico excepcional, de gran talento. Para muestra, este extraordinario "cover" al clásico de Jim Morrison y compañía, en verdad, muy disfrutable.


Porno

¿Quién dijo que la pornografía era degradante y aburrida?



jueves, 8 de enero de 2009

Elastica "Connection"

Hermosa chicas tocando enormes Riffs...
¿puede haber algo más sexy?


martes, 6 de enero de 2009

White Noise

Escribir lo que no se encuentra, escribir lo imposible, lo no existente. Perseguir un falso recuerdo, una invención, un capricho o el espejismo. Una vana esperanza de trascender los límites de lo impuesto, engañar a la memoria, traicionar a la conciencia.


Franquear la moral de lo cotidiano, el sol de todos los días, el sueño impuesto frente a un espejo. Ser el Ser paranormal, paradisíaco, parapetado, paranoico, una cortina de humo detrás del monitor.

Y entonces descender a la espiral de lo deseado, como una serpiente reptando sobre mis sueños arcaicos, el secreto mundo que hay detrás de los ojos; destruir esa frontera total y salir vivo, respirando, de este tiempo sofocante, de este espacio y esta memoria cercenada.


Tomar una gota en la lengua desde la insólita lluvia gris que me deshace cada día.

Esto es lo que entiendo por White Noise