jueves, 6 de marzo de 2008

Enfermedad + Literatura= Enfermedad


En alguna clase escuché que Roberto Bolaño tenía un cuento llamado así, y me sorprendió que este tío también escribiera algunos debrayes sobre su enfermedad; el título me parece insuperable, así que me anexo a ese homenaje con viejas notas que escribí en algunos momentos especialmente difíciles de la Rinitis Atópica, es una lástima que perdí la mayoría de esta bitácora




2005, Ciudad de México

Me duele despertar así, con este sentimiento de orfandad, cuando se oye desde el otro lado de la calle los himnos de una iglesia cristiana improvisada, sin edificio, apenas un salón de fiestas listo para el domingo. Sus melodías me inquietan: tienen una dulzura de madre que me lastima, me hacen amarga la tos. Prendo la televisión, los Pumas van perdiendo, qué desayuno. Ante la enfermedad, nunca se tiene suficiente experiencia.

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A veces me gustaría saber cómo comenzó todo, el momento preciso, la partícula exacta. No tengo rencores. Finalmente están en lo suyo: yo me crucé en su camino, no hay manera de ocultarse. Las señoras salen a barrer la acera y veo como ese polvo se levanta y se me clava en la nariz, como una gran orquesta que viaja a través del aire, tomada de la mano, hecha para fastidiarme la vida. Yo veo eso sobre mi camino y me resigno. Es por eso que, en lugar de odiar y maldecir, me lleno de ritos.


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Y hemos compartido los días varios años y apenas nos conocemos. Me hacen triste, desgraciado, pero empiezo a entender su misión. La última vez hasta me puse metafísico en medio de la tos, me senté junto al garrafón de agua y subí mis pies sobre la silla; me balanceaba como en presencia de algo sagrado: era la palabra del dios de los bufidos y estertores, y, entonces, supe lo que significaba esta enfermedad y este momento. Nunca había sentido tal claridad en mi mente; me dieron ganas de correr, de gritar en medio de la madrugada y celebrar la revelación entre la gente dormida de la ciudad, incapaz de entender en su sano reposo. Así lo entendí esa noche, emocionado, y desde ese día estoy listo para sacar los frutos más reales y preciosos de mi enfermedad.

1 comentario:

eV-oL dijo...

es en la enfermedad donde podemos escuchar ese continuo diálogo. la pérdida de la salud, es una muerte, pequeña claro, pero como toda muerte trae vida, mucha luz. ¿cómo vivir sin el arrullo de una gripa?, la enfermedad alguien la impuso para que no nos sintiéramos tan chingones, pero la experiencia se queda, el recuerdo aniquila y salen mariposas de la boca.