lunes, 22 de septiembre de 2008

Fragmentos de una correspondencia perdida (2)





Igual que se bordea un espejismo, yo doy vueltas sobre tu presencia con pasos lentos, casi imperceptibles, para que no escapes; equilibrio ritual hacia una persecución de significados, necesidad de límite que defina mi posición ante ti, la distancia. Apenas mi mano se mueve y tiemblo, como si el amor fuera una fobia de ratas, un miedo más potente que cualquier deseo. Y despacio avanzo sobre este insoportable clima de respeto; bajo el peso de una prudencia que me asfixia.

Sin embargo, cada segundo estoy más cerca de tocar el festín de los sueños. Las nervaduras de mi cuerpo se tensan: mis poros atisban el recelo bajo tu vientre, esa maravilla espesa. Y llegado el momento, cuando la primera detonación salga de mis dedos y te perfore el orgullo, no existirán palabras ni tiempo: todo será tan instantáneo y volátil como un principio corporal, asidos a nuestra naturaleza de espejismos, deseando ser piedra, mar o río, desvanecidos en el aire, como playas que no encuentra el mar.

No hay comentarios: