viernes, 20 de marzo de 2009

"El luchador" de Darren Aronofsky




Esperé mucho para verla desde que supe que era la nueva película
de Darren Aronofsky, protagonizada por el resucitado Mickey Rourke y que contaba la historia de un luchador decadente. Resistí la tentación de la piratería, que dos meses antes del estreno ya la ofrecía por 15 varos el clon de DVD. Se me escapó del Ficco, pues los horarios no nos quedaban ni a mí ni a Bianca, y sería impensable ir a ver esta película con alguien que no fuera ella. Y por fin, después de librar compromisos de toda clase, un domingo en la tarde nos dispusimos a verla en nuestro Cinemex favorito (Pabellón del Valle: poca gente y salas pequeñas) y el inevitable combo de palomitas –refresco- hot dog de 65 pesos.

Y esta es la parte difícil, donde no puedo dejar de ser emocional: El luchador es una obra de arte, patética como pocas, con todos los méritos para afirmarse como la mejor película que hayan hecho el director y el protagonista, de factura impecable en cuanto dirección y actuación, de una honestidad casi ofensiva para un público acostumbrado a evadirse en el cine: es, en resumen, la brutalidad de la vida puesta en escena, inspiradora y triste al mismo tiempo.

La anécdota es en realidad simple: Randy “The Ram” Robinson es un luchador venido a menos con los años, pero que sigue vigente en el circuito semi-profesional de los Estados Unidos, peleando en funciones de fines de semana en diversas plazas improvisadas. El espectador asiste al momento en que a Randy, la vida le está cobrando las facturas de una vida en el ring: agotamiento físico, enfermedad, problemas económicos y una situación emocional hecha trizas.

El caso es que la lucha más violenta de Randy no es adentro del cuadrilátero, donde personajes como “El ayatola” le propinan innumerables golpes, llaves, sillazos y hasta torturas con una engrapadora, sino afuera, donde la vida le castiga con la soledad, el fracaso, la incomprensión y la pobreza. Su lucha en realidad es seguir dentro de la lucha libre, único lugar donde Randy es, a pesar de sus fracasos afectivos, la estafa y avaricia de los match makers y la muerte que da su primer aviso con un ataque al corazón.

Con gran acierto, el director deja a un lado el montaje frenético de sus anteriores películas y nos ofrece una puesta en escena bien nivelada, cambiando de ritmo según lo exige la historia, permitiendo crecer la actuación en los momentos íntimos del personaje e imprimiéndole un ritmo violento a las escenas de lucha; todo esto da como resultado una obra muy personal y humana, que logra una total compenetración con el espectador. Y mucho de esto gracias a la capacidad histriónica de Rourke, único actor posible para tan singular filme, pues logra enganchar al espectador desde la primera toma, y transmite naturalmente el gran peso, literal y metafórico, de ser Randy “The Ram” Robinson, mención aparte es el espléndido trabajo físico en las escenas de lucha libre, donde Rourke, en su mayor parte, no fue doblado.

“El luchador” bien podría haber terminado en un simple melodrama convencional, de caída y redención de una estrella deportiva, pero en manos de Aronofsky y con la personalidad de Rourke, la película se transforma en una imagen despiadada del fracaso y la frustración en un mundo que avanza demasiado rápido, dejando al lado todo aquello que no puede seguir su tren de vida. Randy lucha por no desaparecer, lucha contra la muerte en una sociedad de emociones recicladas: esta es la jornada telefilmada hacia la tierra baldía del espíritu contemporáneo, a la fotografía de la gran nada existencial, un viaje al corazón más noble y puro del white trash norteamericano.

Pero la metáfora de Randy no se reduce a las constelaciones de estrellas muertas del espectáculo: es el destino de muchos hombres aplastados por la incesante máquina de la simulación, aquella que confunde el "éxito personal" con la realización humana, es el hombre atropellado por la velocidad posmoderna, por su incesante producción y búsqueda de objetos que llenen nuestras vidas huecas, donde al final del día, no nos queda más que un cúmulo de basura que ya no podemos retener y entonces, al limpiar el closet del porvenir, nos damos cuenta que estamos tan vacíos, secos e infértiles como un bosque consumido por la erosión.


(Atención, si no has visto la película, esta parte puede arruinar tu experiencia estética, pues habla sobre el final )

Aún así, el personaje cumple su destino de héroe trágico y acaso se puede configurar un mensaje de su acto: si es necesario morir por aquello que nos da vida, vale la pena morir; ese es tal vez el significado de la escena final, cuando desde la tercera cuerda, Randy se propone hacer, con el corazón destrozado, el siempre espectacular “Ram Jam Slam”: su enorme cuerpo queda suspendido en el aire, repentinamente se hace el fade out y suena la música de Springsteen. Imagen abierta que bien podría representar el salto de fe que requería Kierkegaard para salvar al hombre de esta angustia suprema: saber que está solo en el mundo, y sin embargo, el último sacrificio del héroe, mitad hombre, mitad carnero, también podría ser una expiación vana, perteneciente a una mitología ya desechable, pero que nos sigue manteniendo con vida; en conclusión: un final de simulacro que sólo se resolverá en el interior del espectador y su espejo frente a la obra.

Una última observación: entre más adulto seas, más disfrutarás esta película, pues habrás caído ya un montón de veces, como el buen Randy. Obra maestra.

Aarón Espinosa

jueves, 5 de marzo de 2009

I´m Afraid of Americans

Como tantas obsesiones que pasan por mi mente, no dejo de pensar en el inicio del gran declive de la nación norteamericana, tal como lo anunció Morris Berman.

Según este autor, los Estados Unidos han entrado en un momento histórico, con Bush de por medio, donde están más cerca de la Edad Media que de una democracia liberal y progresista.

Estas características neo-medievales son:

1. El triunfo de la fe sobre la razón
2. Crisis educativa y rechazo al pensamiento crítico
3. La legalización de la tortura y el crimen de estado
4.La marginación de Estados Unidos en la escena mundial

En verdad lo siento tanto por nuestros primos-ricos-gandallas del norte, y aún más porque estamos tan cerca de ellos, más de lo que quisiéramos,y por lo que si este video, tomado del blog de Berman, señala a los gringos como unos estúpidos faltos de toda noción de la historia, no quisiera ver cómo nos haría ver a nosotros en una encuesta similar.

Creo firmemente que el Gran Imperio Posmoderno de la Banalidad-Fractal está por morir y esta crisis económica será el primer clavo en su ataud. Nos acercamos a nuevos fundamentalismos, la ignorancia y el miedo, la incertidumbre nos orillará a cerrarnos en nuestros grupos bien definidos. ¿Qué sigue para U.S.A?¿Seguirá un neo-socialismo con Obama? El gobierno ya compró una gran parte de la deuda de los bancos; esta nacionalización disimulada y otras intervenciones anunciadas han hecho que el Newsweek publique un artículo titulado: We Are All Socialists Now.

http://www.newsweek.com/id/183663


Lo que sea, con tal de eliminar tanta estupidez del mundo.