lunes, 19 de mayo de 2008

The Dream is Over


The dream is over

What can I say?

the Dream is Over

YesterdayI was the Dreamweaver

But now I'm reborn

I was the Walrus

But now I'm John

and so dear friends

you'll just have to carry on

The Dream is over

J. Lennon


Pasaron los tiempos de esperar el futuro y de buscar a Dios, de encontrar nuevos mundos y otros estudios, de aprender un arte o practicar un deporte; se acabaron esas fuerzas extrañas y bruscas reclamando un lugar en el mundo, esa pesquisa por la realidad que tanto me angustiaba mientras despertaba tardísimo y sin prisas. Se acabaron las especulaciones amorosas, la eterna baraja de los rostros y los cuerpos, insaciable y soñada; los paraísos por conocer, la tierra prometida, el cuerpo sin grasa, inagotable. Se acabó.

Todas esas apuestas al destino el tiempo las va sellando como una máquina formidable, como un tasador enorme, implacable y sordo, y las hojas de los días muestran su veredicto brutal en la circulación fresca de los niños, en la renovada estupidez de los adolescentes, en las nuevas emociones ya estériles en mi corazón, en la creatividad nueva, abundante y ajena, en las palabras guardadas, perdidas, gastadas, inútiles ya por falta de espacio y tiempo, en la música que no sabes, en el cine que no ves; en la inexorable rutina del trabajo, en la intrascendencia del mismo.

Estoy plantado en una hora sin falsas cortapisas, en vilo, despierto, casi con insomnio, porque no me doy al soñar y tampoco descanso. La intuición se ha vuelto lenta, pero he ganado visión y panorama. Todo se empieza a descomponer sin dolor; uno ve, con un poco de bostezo, cómo pasa la sangre y los motivos hirvientes de la mañana y el mediodía, tranquilo y sin prisa, esperando una resolución sin fatigar la carne, emocionado sin explotar, a salvo de toda amenaza o falsa promesa urdida por el futuro.


viernes, 9 de mayo de 2008

School Lovers


Eras la primavera del sol y el verano de la lluvia
y nuestros pasos se extendían prendados a la noche
con un mismo palpitar sudoroso,
como capricho de aves cautivas
o el vuelo de la mariposa
en ciernes

Portishead: Third


Como un hermoso fantasma del pasado, Portishead ha vuelto a inquietar el panorama musical con su nuevo disco Third, catorce años desde su debut en 1994.

¿Cómo recibir a este perturbado espíritu después de tantos años de sólo recordarlo? Sorprendentemente, esta banda ha llegado a su tercera grabación con la misma fuerza y originalidad que en sus trabajos anteriores; sin embargo, este disco se decanta por el lado sombrío de su música: hay una atmósfera de amarga madurez que se aleja totalmente de la sensualidad lounge y exquisita de Dummy, resultando así una música más profunda, desencantada, rica y oscura.

Third continúa en cierta forma con la tiniebla aún sexy de su segundo disco, enfocándose más en el lado angustioso y opresivo de éste, que en la melancolía amorosa. Hay menos trabajo de D. J. convencional, menos scratch y sampler, y un mayor énfasis en la instrumentación, en el trabajo de la banda como unidad de músicos perfectamente cohesionada en una misma idea musical, que se muestra desoladora, crítica, fría, dura, pero ejecutada a la perfección, llena de talento e inteligencia, sin el mood sentimental, por decirlo de alguna manera, de su obra pasada.

Esto de ninguna manera es un demérito a Third, sino al contrario, es admirable y reconfortante saber que la capacidad de Portishead no es un lindo y anecdótico recuerdo en las listas del pasado: aún es música capaz de sorprender e inquietar, música directa, explorada, bien pensada y ejecutada. Portishead es la unión de un ingeniero de sonido con un poeta, de un pintor con un filósofo existencialista, oscilantes entre la inteligencia y una emoción oscura, fría, mas fascinante; sin falsas posturas ni elaboraciones creadas por el marketing de la industria. Es arte en el sentido más pleno de palabra.

Y como en sus trabajos anteriores, el disco nos deja con ganas de más, con el deseo de seguir escuchando lo que esta banda tiene para el mundo; sin embrago, Portishead no saca discos para “mantenerse vigentes” en el sentido tradicional: cada obra es una expresión única e irrepetible que nació en el momento en que debió de nacer, gestada en el seno del artista y no del productor; es por eso que Third tiene esta frialdad que da la madurez del músico; fuerza, emoción y seguridad equilibradas, aderezadas para el goce con talento e intuición supremas.

¿Este es el regreso de Portishead al mainstream de la música? No es posible saberlo, mas no lo creo; incluso habrá quien se desilusione por no encontrar en este disco la continuación del “soundtrack para hacer el amor” ya localizado en sus obras anteriores. Lo cierto es que si toman tantos años para hacer discos de tal calidad, es preferible esperar todo el tiempo que sea necesario, ya que su score es perfecto: cada uno posee un nivel que sólo los grandes artistas (¿o tengo que decir genios?), son capaces de lograr.